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¿HACIA DÓNDE NOS PUEDE LLEVAR LA SITUACIÓN POLÍTICA-ECONÓMICA ACTUAL? (PARTE IV)

Ignasi Maestre continúa su reflexión de las anteriores semanas…

¿La pobreza se puede eliminar con políticas basadas en servicios asistenciales por parte del Estado?  Reflexionemos un poco sobre esto, a partir del conocido dicho popular: ¿es mejor dar pescado o dar una caña y enseñar a pescar?

Es obvio que hemos estado ‘dando pescado’.  Esto es lo que hemos hecho hasta ahora: dar ayudas sociales, ofrecer alojamiento cuando hace mucho frio a los pobres, dar subvenciones condicionadas que cubren menos que los mínimos necesarios…….. Así podemos enumerar un largo etc.. Todo ello concebido y administrado por este Estado que dirige el “Estado del Bienestar”. Denominado así en las últimas décadas.

¿Nos  hemos entretenido a pensar los cientos de organismos y  los miles y miles de funcionarios que están ocupados en la organización y distribución de estas ayudas?  ¿Hemos pensado cuál es el coste real de estas ayudas?:

  1. Las ayudas en sí mismas.
  2. La organización necesaria para hacer funcionar los cientos de organismos.
  3. A pesar de que en términos humanos es muy importante esta función, en términos económicos, no añade valor a la economía: una organización que no produce puesta a disposición de una parte de la población que se le ayuda a subsistir.

Que no se me interprete mal.  No estoy en contra de la ayuda social. Estoy en contra del método. Hacemos grandes esfuerzos económicos para mantener la subsistencia de una parte de la población; subsistir y nada más.

¿Podemos empezar a pensar en otros métodos que saquen de la pobreza este porcentaje de población que todos los países tienen, con inversiones sociales que creen valor añadido y disminuyan los costes colaterales (salud, delincuencia…) que la situación actual está soportando?  Veamos los tres puntos que se resumen en la pregunta:

  1. Sacar de la pobreza,
  2. Disminuir costes indirectos debidos a ella y
  3. Crear valor añadido, es decir, riqueza.

En resumen, dar la vuelta a la “tortilla¨”, posicionarnos en una situación diametralmente opuesta a la actual. ¿quimera o realismo?

A continuación, cito resumidamente algunos estudios que utiliza Rutger Bregman en su último libro publicado en 2016. Se observan otras maneras que puede ayudar mejor, a un menor coste y con una más fácil reinserción de esta población en la sociedad.

Caso 1.- Londres 2009. Sujeto de estudio: 13 hombres sin hogar, alguno con casi 40 años viviendo en la calle. Entre gastos sociales, gastos policiales, jurídicos, asistencia social, etc.: 400.000 libras al año. Broadway una asociación de ayuda, de acuerdo con las autoridades inglesas toman una decisión radical: fuera cartillas de ayuda alimentaria, comedores sociales, albergues. A partir de ahora estos 13 sin techo van a recibir 3.000 libras que en total son el equivalente a los 400.000 libras de coste anteriormente indicado.

Al cabo de un año, contrario a lo que todos podamos pensar, los trece habían dado pasos decisivos hacia la solvencia, todos habían ahorrado, la mayoría tenía de nuevo un techo propio donde vivir, la mayoría habían tomado cursos de jardinería u otros y estaban entrando en el circuito productivo. En definitiva, podía vislumbrarse un futuro donde los 13 estarían insertos en la sociedad, empoderados, trabajando y sin necesidad de ayudas sociales.

Enseñaron a pescar, se les ayudó en el aprendizaje y se consiguió su autonomía

Caso 2.- La Organización GiveDirectly, en 2008 decidió experimentar en una zona del oeste de Kenia. Los afortunados de la zona que podían disponer de un trabajo ganaban 2 dólares al día. El experimento consistía en entregar individualmente 500 US$ es decir, para los que tenían trabajo. Casi una anualidad de golpe. Los que no tenían les significó un regalo del cielo nunca esperado.

Varios meses después un periodista del New York Times constató como en el pueblo fluia dinero y contrariamente a lo pensable nadie se lo gastaba en alcohol. Cita el caso de uno que invirtió el dinero en la compra de una motocicleta fabricada en la India con lo que pasó de ganar 2  US$ día a entre 6 y 8 US$; o sea, multiplicó casi por 4 sus ingresos. Michel Faye fundador de Give Directly dice que no se sabe muy bien que es lo que necesitan los pobres por ello es mejor que ellos mismos se organicen.

Según un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, las subvenciones de GiveDirectly estimularon el aumento directo de los ingresos en un 38%. Estas potenciaron la adquisición de vivienda y la producción de ganado en un 50%, redujeron un 48% los días que los niños pasan hambre. Es decir, se aumentó el nivel de vida ayudándoles a crear valor añadido asegurando un mejor futuro al existir menos niños desnutridos.

Caso 3.- En el año 2000, Lloyd Pendleton, Director del Grupo de Asistencia a los sintecho de Utah (EEUU), concibió un plan. El problema de los sintecho le desbordaba, la policía y los servicios sociales no podían controlar los efectos de la problemática suscitada. En 2005 lanzó un proyecto de entregar apartamentos gratuitos a los 17 indigentes más recalcitrantes que pudo encontrar. Al cabo de dos años todos tuvieron un sitio donde vivir y amplió progresivamente el programa diseñado.

Mientras en el vecino Estado de Wyoming el número de personas que vivía en las calles aumentó el 213%,  en Utah se registró un descenso del 74%. Los economistas locales calcularon que un vagabundo que vivía en la calle le costaba al Gobierno 16.000 US$ en concepto de servicios sociales, policiales, tribunales, etc., en cambio, un apartamento y orientación profesional costaba 11.000 US$

Podemos citar muchos otros casos y experimentos realizados en Brasil, India, Sudamérica. En resumen, según un estudio realizado por la Universidad de Manchester sobre los casos expuestos y muchos otros, concluye:

  1. las familias dan un buen uso al dinero;
  2. la pobreza se reduce;
  3. se producen beneficios de larga duración en ingresos, salud e impuestos;
  4. estos programas son menos costosos que los empleados actualmente.

Es decir, se trata de encontrar formas de substitución de la “subvención” por la “inversión”.

Mientras subvencionamos a los pobres estamos manteniendo un gasto permanente, no productivo y costoso de administrar.

En cambio, si “invertimos” en los pobres, disminuimos el coste social. A su vez, los convertimos en personas que aplican sus propios criterios y deciden autónomamente sobre su futuro. Y al mismo tiempo  disminuimos los costes organizativos estatales que ahora tenemos.

En los puntos 1 y 2 de mi segunda entrega de esta saga, se encuentran dos conceptos directamente relacionados con lo aquí he explicado. Tal vez explicado un poco más a fondo. Empezar a pensar en invertir en las clases menos favorecidas, en lugar de subvencionar para que subsistan. Esto puede ayudarnos a crear más valor a nivel global con el objetivo de erradicar la pobreza. Otras herramientas serán necesarias pero las aquí indicadas no son complicadas de instaurar.  Aunque soy consciente que, a nivel político, se necesita valentía.

Ignasi Maestre Casanovas