UNIÓN DE ESFUERZOS

¿HACIA DÓNDE NOS PUEDE LLEVAR LA SITUACIÓN POLÍTICA-ECONÓMICA ACTUAL? (PARTE II)

Ignasi Maestre sigue el hilo de su anterior artículo, este es igual o más interesante si cabe…

Observamos un creciente debate sobre la denominada “Renta Universal” y, en algunos casos, va más allá del simple debate. Hay zonas en los países nórdicos que ya han iniciado experiencias en este sentido.

No solamente los partidos de izquierda en la UE llevan en sus programas electorales este nuevo concepto si no que pensadores liberales y hasta neoliberales empiezan a teorizar sobre el mismo tema.

No sabría definir en qué condiciones la “Renta Universal” debe aplicarse. Parece evidente que pretender mantener un nivel de paro bajo, en los países llamados desarrollados,  empieza a ser una utopía. Hace ya unos años ha nacido la generación en la que personas, con independencia de su formación y capacidades, están destinadas a mantener una vida sin posibilidad de trabajo a pesar de que lo intenten. Por primera vez, estamos delante un nuevo escenario: gente con trabajo cuyo salario está por debajo del linde de la pobreza.

Las previsiones a corto y medio plazo en la UE indican que un paro técnico como se consideraba hasta hace pocos lustros (aprox. 3,5% – 4%) forma parte del pasado.  Empezamos a pensar que un paro cercano a los dos dígitos puede formar parte de la normalidad. Presentando, además, sus dificultades para estabilizarlo en estos nuevos niveles.

Podríamos razonar en más aspectos. Pongamos un ejemplo: países menos desarrollados han llegado a niveles tecnológicos que les permite un crecimiento sin crear empleo. Estos países, no solamente absorben el mayor porcentaje de población mundial sino que su PIB está a niveles próximos de los países llamados desarrollados y socialmente avanzados con previsión de superarnos a corto plazo.

En artículos anteriores planteaba una teoría en la que el mundo avanzaba hacia políticas colectivistas.  Simplificando, marxistas. Con ciertos cambios  adaptados a la realidad: mantener los medios de producción en manos privadas (competencia y productividad). Distribuir la riqueza desde el Estado (poca creatividad y menor productividad) mediante políticas impositivas devastadoras que conllevan desmotivación. Es decir, dejar la creación de riqueza en manos de quien lo sabe hacer. Y así aumentar el papel del Estado que es alimentado por los creadores de valor añadido que, vía salarios, beneficios, plusvalías, sucesiones, consumo, etc., aportan los medios económicos a una Administración Estatal que teóricamente y según sus propias ideologías, los distribuye.

¿Me pregunto si no ha llegado el momento de repensar el esquema? En este repensar se me ocurre una alternativa que aquí les dejo para reflexión y análisis:

1.- La “Renta Universal” puede ser una solución para aportar un mínimo vital asistencial que tanta gente necesita. Y va a necesitar en el futuro, a pesar de su formación e ímpetu para buscar trabajo. Dicha “Renta” permitiría reconducir en un solo concepto el conjunto de ayudas de Estado que actualmente se están distribuyendo. Por desgracia, no siempre se distribuye de forma equitativa ni equilibrada. Esta “Renta Universal” se inscribe dentro de una política de izquierdas donde el Estado redistribuye.  La gran diferencia es que lo hace linealmente con lo que se minimizan las injusticias actualmente existentes. En resumen: la colectivización asistencial.

2.- Minimización del “Engranaje Estado” mediante la privatización de servicios, con lo que la mayoría de las prestaciones dadas por este seguramente serían más eficientes. Muy posiblemente esta privatización de servicios públicos no conlleve una mayor creación de puestos de trabajo pero sin duda sí va a generar un considerable ahorro de costes con el que se podrá alimentar una parte de esta «Renta Universal» mencionada en el apartado anterior. Este punto se inscribe dentro de una política liberal o hasta neo-liberal donde se da prioridad al sector privado para la creación de riqueza  y, se pretende además, la minimización del Estado.

3.- Estudiar y aplicar fórmulas para que el sector privado comparta los aumentos de riqueza obtenidos por la implantación de modelos sustitutorios: robotización & inteligencia artificial vs. ocupación laboral, con lo que la redistribución de la riqueza no es una “patente de corso” en manos de un único operador, el Estado, sino que está compartida  con el sector  privado.

4.- Disminución de los horarios de trabajo. En los países considerados ricos, en promedio, se trabajan entre las 35 y las 40 horas semanales. Se trata de disminuir el tiempo de trabajo con el fin de crear más ocupación. Obviamente, a esta disminución del tiempo de trabajo le corresponde el respectivo ajuste salarial. Esta medida sería aplicable solamente en aquellas actividades donde el factor humano no es sustituible por alternativas automatizadas. Podemos inscribir esta acción dentro de una política socialdemócrata.

Algunos pensarán que esto ya es así actualmente pues, el privado aporta impuestos y el Estado los distribuye. En mi opinión, lo que planteo, es diametralmente diferente. El Estado mantiene la definición de las políticas distributivas y la administración de la distribución de los recursos  los cede a empresas. Estas actúan según las normas de mercado. Ello permite poner en competencia los servicios sociales asistenciales indicados anteriormente. Garantizando que los riesgos de los creadores de riqueza sean recompensados de manera que participen de forma más directa en esta distribución de la riqueza. Así se evita que el esfuerzo que dichos creadores de riqueza realizan, se diluya a través de organizaciones públicas. Dado a imposiciones recaudatorias y enormes organizaciones funcionariales y que en la actualidad se mueven más por políticas electo-populistas  que por la realidad de las necesidades del mercado.

Sintetizando y  definiéndolo en palabras simples y comprensibles, “colectivización de los esfuerzos”. Garantizamos la subsistencia de una población en aumento (política social).  A través de aportaciones que provienen de la riqueza generada por la sustitución de medios productivos cuya base no es la mano de obra (política de izquierdas). Además se fomenta la libertad de empresa y creación de valor (política liberal) disminuyendo el coste del ineficiente y aparatoso Estado (política neo-liberal).

A esto, le podemos sumar una contribución extra de esta nueva economía en la que estamos inmersos. Me refiero a que todos y cada uno de nosotros, a través del big data que gratuita y alegremente generamos mediante la entrega de esta “materia prima”. Materia absolutamente necesaria para que las empresas de nuevas tecnologías puedan producir. Y a partir de un conocimiento personalizado de la población,  ofrecer nuevos servicios que transforman en productos.  Productos que posteriormente nos venden y consumimos.

¿Podemos pensar que un modelo de producción y convivencia basado en estos postulados, obviamente perfeccionados, puede aportar soluciones a este futuro inmediato que nos llega a toda velocidad?Ignasi Maestre Casanovas