¿debemos empezar a replantearnos el sistema tributario clásico actual?

¿DEBEMOS EMPEZAR A REPLANTEARNOS EL SISTEMA TRIBUTARIO CLÁSICO ACTUAL?

Ignasi Maestre escribe nuevas reflexiones sobre el sistema tributario actual.

Hace unos días, leía en un periódico un artículo que comentaba la transformación inmediata de la industria del motor y sus colaterales, compañías de seguros, por ejemplo. Os adjunto el link por si os interesa leerlo: http://www.abc.es/motor/reportajes/abci-mitad-vehiculos-mundo-tendran-seguros-conectados-2030-201702201909_noticia.html

KPMG y Octo Telematics apuntan en dicho artículo, cosas interesantes. En plazos muy cortos de tiempo (menos de 10 años) los negocios clásicos generarán más beneficio/facturación. A través de  la explotación del big data que con su actividad  convencional.

Esto nos lleva a pensar en la filosofía del origen del impuesto, en el inicio de los tiempos. Los impuestos, aplicados de una manera o de otra a las personas físicas y posteriormente, a las personas jurídicas, sirven para subvencionar aquellos servicios comunitarios necesarios que no podían ser realizados por entidades privadas además de subvencionar el resto de los servicios públicos prestados por el Estado.

Según la teoría, dichos impuestos, con más o menos acierto o proporcionalidad, debían ser redistribuidos para ayudar equitativamente a la población. O sea, la población paga para que un ente superior, el Estado, distribuya y, en consecuencia, en función de la ideología, se perciben prestaciones sociales y ayudas en función de lo que cada uno pueda haber aportado. Es decir, la población paga -> Estado cobra, paga sus gastos y redistribuye -> la población recibe la parte distribuida. Se cierra el ciclo de ida y vuelta. Fijémonos bien que se cierra un circuito de ida y vuelta entre dos: Población (física y jurídica) y Estado. Este punto, a mi entender es importante pues se establece una relación binómica.

El artículo al que me refiero en el inicio, nos presenta un mundo cambiante a muy corto plazo donde los contribuyentes, o sea nosotros, trabajamos gratuitamente para generar “data” para un tercero/s que la comercializa, o sea cualquier gesto-actividad-llamada-búsqueda en internet, foto-archivo-comentario-rutas de vehículos, por decir algo, es sistemáticamente enviada al ”cloud”, donde se trata esta información, se sintetiza, se compra, se vende por ciertas empresas internacionales que la han obtenido gratuitamente o la han comprado a un tercero que a su vez la ha obtenido gratis-data, quizá, han disfrutado de una mano de obra sin remunerar y a coste cero.

Es decir, somos fuerza de trabajo sin coste para que algunos obtengan beneficios nunca imaginables (supongo no hace falta citar nombres). Es decir: a).- la población paga al Estado por las rentas recibidas; b).- el Estado cobra y paga sus gastos y redistribuye -> la población recibe la parte redistribuida; c).- la población trabaja gratuitamente para unos terceros que no pagan por nosotros al Estado ni nos benefician en  políticas sociales que nos puedan ayudar. Como vieron en el párrafo anterior, dibujamos una relación binómica: Población-Estado. Ahora mantenemos la misma relación binómica  con una derivada importante: Además trabajamos gratis para un tercero. Ni el Estado ni nosotros nos beneficiamos de este trabajo benévolo que les realizamos con mucha ilusión (compro emoticonos, envío whatsapps, recibo fotos, navego, etc.), en cualquier caso y en muchos casos con más ilusión que ir al trabajo a diario, este trabajo que nos sustenta, que genera nuestra capacidad de pagar impuestos y en función de estos obtenemos una vejez más o menos digna. ¿Y de las horas de trabajo gratuito, qué?

En mi artículo anterior planteaba una reflexión sobre la utilidad/necesidad de una Renta Universal mínima. Ahora planteo una segunda reflexión:

  • Siendo cierto que “trabajamos gratuitamente”.  Las grandes corporaciones utilizan en beneficio propio nuestra “data” personal. Nos ofrecen, casi antes de pensarlo, un servicio o producto para que se lo consumamos,
  • Si dicen que “dicho trabajo que estamos haciendo” tiene el carácter de gratuito y, además voluntario. Esto es un decir pues nuestra “data” es captada sin que lo podamos impedir.
  • Ya que, como consecuencia de lo anterior, estas empresas deberían, como mínimo, tributar por cuenta del “trabajador benévolo”.  Tanto al Estado, como también para nosotros mismos. Cotizando a la seguridad social y prestaciones de jubilación.

¿Sería el momento de empezar a analizar a nivel global el sistema de imputación de impuestos?.

¿Deberían pagar por nosotros todas estas empresas que utilizando (no digo robando por una elemental norma de educación) nuestros datos personales? Sabiendo lo que hacemos en cada momento de nuestras vidas los comercializan y llenan opíparamente sus cuentas de resultados?

¿No será que el modelo binómico ancestral de contribuir a los gastos del Estado y este en cubrir necesidades básicas, ha cambiado y debemos reinventarlo?

En resumen, aún no somos conscientes.  No nos planteamos que todo este trabajo gratuito realizado en favor de determinados, debe tener un sistema de compensación. Deberíamos ir pensando en ello.

Ignasi Maestre Casanovas